El gobierno socialista se ha introducido en una carrera desenfrenada de recortes sociales, de engaños, de contradicciones e incoherencias, de enfrentamientos con la sociedad y de desprestigio de España ante el mundo y ante nosotros mismos. Se toman las decisiones por impulsos y ocurrencias. En esta actitud hay falta de gallardía, clasismo, manipulación y demasiadas víctimas sufridoras.
Los pensionistas han sido utilizados sin compasión por el PSOE en cada campaña electoral. Siempre los han engañado asegurándoles que si el PP ganaba las elecciones, verían mermadas sus reducidas retribuciones. La verdad sólo tiene un camino y el único partido que se ha atrevido a disminuir el poder adquisitivo del colectivo ha sido el mismo que vilmente los asustaba una y otra vez.
Tanto en el año 1995, con Felipe González y su ministro Solbes, como ahora con Zapatero y Corbacho, el gobierno socialista se ha demostrado incapaz de asegurar el sistema público de pensiones. En ambas ocasiones, han aconsejado insistentemente a los españoles la contratación de planes privados que garanticen la seguridad que la izquierda hace peligrar. Paradojas de la vida que vendrá bien recordar.
Entre una y otra afirmación ministerial hubo un gobierno diferente, del PP, de aquéllos que azotarían las pensiones. Ocurrió sin embargo todo lo contrario. En el año 1997, el gobierno Popular elaboró una Ley para asegurar automáticamente el poder adquisitivo de los pensionistas. Salió adelante con el respaldo unánime de la cámara.
Zapatero ha roto ese consenso sin inmutarse. Zapatero ha arremetido contra los pensionistas de los que vía presupuesto piensa obtener una cifra de 1.500M de euros. Es una medida directa, pero de muy mal estilo. Más que nada porque la Ley que les protege sigue en vigor, pero también porque son en su mayoría económicamente débiles y por existir otros ahorros posibles. Su vulneración evidencia las prioridades morales del personaje. A los sindicatos, en estos mismos presupuestos, no les ha reducido ni un solo céntimo.
No obstante, hay más mezquindad. Hay más tropelía. El PP en el Parlamento Nacional ha presentado una proposición de Ley para que las pensiones se dejen en paz y no padezcan el recorte inminente. Zapatero sabe que, si se vota, la perderá. Sabe que la oposición al completo le censurará. Por ello ha decidido vetar la iniciativa. No es la primera vez que lo hace. En esta legislatura, en dos años y medio, son ya veinte las ocasiones en las que ha recurrido a semejante triquiñuela. El presidente Aznar, tan vilipendiado, en ninguno de sus dos mandatos utilizó el veto jamás. Las comparaciones son odiosas pero clarificadoras.
Ahora los pensionistas a los que Zapatero se enfrenta, a los que Zapatero maltrata para que paguen su incompetencia, saben que hay dos políticas muy distintas. La del PSOE que congela las pensiones y la del PP que las revaloriza por Ley. La del PSOE que rompe el Pacto de Toledo y la del PP que irá al Constitucional para que se respete. La del PSOE que mercadea con la garantía de las pensiones buscando el favor del PNV y la del PP que blindará por Ley la Caja única de la Seguridad Social. La del PSOE que rompe la solidaridad nacional y la del PP que cuando gobernaba negó al PNV el trozo de España que le acaban de regalar.
Es alarmante por peligrosa la facilidad de Zapatero para humillar y ensuciar. Ha negociado la ruptura de la Seguridad Social con el PNV, que no gobierna en el País Vasco, dejando al margen al presidente de esa comunidad autónoma miembro de su mismo partido. No es consciente, porque le falta nobleza para valorarlo, del coste en su ya devaluada categoría personal que ha supuesto el desprecio a su compañero. Su conducta es absolutamente rastrera. No merece atenuante alguno.
La permanencia de Zapatero negociada con dinero público y a cualquier precio, será una factura costosa para los españoles. La permanencia a base de injusticia y discriminación, no acarreará buenas consecuencias.
Nuestro partido trabaja para otras cosas. Queremos devolver el prestigio a España ante el mundo y ante los españoles. Nuestro único objetivo es lograr un futuro mejor con todos los que crean que este proyecto merece la pena. Los demás, que se queden dónde están.
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