LOS EXCREMENTOS DE NUESTRAS MASCOTAS.
TEMA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL.
Como en pocos animales, el hombre ha encontrado en el perro la compañía, la fidelidad y el afecto que hace de estos animales unos seres especiales.
Desde tiempos inmemoriales han sido innumerables los momentos en los que el hombre ha gozado de momentos de caza, protección, ayuda, diversión… junto a la mascota más humanizada de nuestra sociedad, el perro.
Sin embargo, el trato no es correspondido en multitud de ocasiones, obteniendo por recompensa a toda su entrega la despreocupación y el abandono por parte de los que para ellos son toda su familia.
Este caso nos lo encontramos actualmente cuando estos animales vagabundean por las calles de nuestro pueblo. Muchos de ellos han sido fruto de un cumpleaños o regalo de Reyes hacia el más pequeño de la casa y otros se han convertido en una carga demasiado pesada para “colocar” en vacaciones.
Pero además de la vida lastimosa que les toca vivir, estos animales son una importante fuente de enfermedades, pues lejos de poseer buena salud, ponen a disposición de todos los vecinos de esta y otras muchas localidades españolas, un abanico de enfermedades de fácil transmisión.
A estos animales “sin dueño” se le suman todos aquellos que teniendo una familia, pasean libremente por las calles haciendo sus necesidades bajo la mirada irresponsable de sus dueños, si es que tienen la suerte de salir acompañados por ellos.
De este modo, lo único que conseguimos es que el perro pierda los valores que a fuerza de demostrar su gran valía ha ganado, porque a nadie le gusta pasear por calles sucias por cacas; dejar que sus hijos/hijas, sobrinos/sobrinas o nietos/nietas jueguen en plazoletas o jardines llenos de estos indeseables excrementos y exponer a los que más queremos a una lista de patologías.
Se han llevado a cabo estudios que demuestran que un alto porcentaje de las plazas de nuestras ciudades se encuentran contaminadas con huevos de parásitos (Toxocaras, Ancylostoma, Trichuris, etc) capaces de infestar personas. Los huevos microscópicos de dichos parásitos introducidos en nuestro organismo, pueden desarrollarse y producir la misma sintomatología intestinal (diarreas, constipación, obstrucciones, etc) y sistémica (anemias) que cualquier otro parásito específico de humanos (tenias, áscaris, etc). Pueden incluso abandonar el intestino e invadir otros órganos (hígado, pulmón, etc), generando así formas clínicas más graves conocidas como síndromes de larva migrans.
Los excrementos de perro son también un reservorio de otro parásito unicelular microscópico llamado Giardia dudodenalis, un frecuente agente productor de diarreas en niños y adultos, como de ciertas bacterias enteropatógenas llamadas salmonellas.
No son los animales si no sus dueños los que tienen que velar por el buen uso que hacen sus animales de lo que es de todos. Somos nosotros, las personas, las que tenemos la capacidad de razonar y actuar acorde a unas normas sociales necesarias para una convivencia agradable.
Ni perros ni gatos pueden recogen los excrementos que liberan de un modo natural en la calle, pero sus dueños sí, siendo esto además su responsabilidad y obligación.
En muchas ciudades del mundo, el no responder por los actos de los animales es sancionable y las multas por permitir que un animal haga sus necesidades en la calle así como de no cumplir otras ordenanzas como no llevar cadena o bozal oscilan entre los 60 y 500 euros en muchas localidades.
¡¡¡Hazlo por ellos, hazlo por ti!!!
¡¡¡Hazlo por ellos, hazlo por ti!!!
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