Aquellos maravillosos años en el mercado de mi pueblo…
Lejano recuerdo a un Valverde en una mañana cualquiera.
El trajín de la calle me llama a la vida mientras entre las sábanas vislumbro los primeros rayos de luz.
Hombres y mujeres se afanan cargando cajas y entre otros menesteres van vistiendo primoroso El Mercado, casi listo para abrir sus puertas.
No falta detalle alguno. Los puestos lucen sus mejores galas: pescados de la costa, ricas carnes serranas, verduras y frutas que sacadas de un cuadro parecen. El olor a pan recién hecho se mezcla con el aroma de esos churros tempranos, y de fondo… el bullicio, la algarabía, la alegría de una plaza de abastos VIVA.
Valverde 2010. Lejos de aquella foto, la que antes describía, nos encontramos un mercado agonizante, lleno de desánimo, corroído por los intereses de algunos y olvidados por la memoria de los mismos.
Sacando fuerzas de fuerzas de flaquezas, sólo aquellos valientes, utópicos valverdeños y valverdeñas de los de ayer, se levantan muy temprano cada día ofreciéndole su aliento.
No se piensen que la vida moderna ha sido la causa de esta muerte anunciada, no crean que ya no nos gusta mezclarnos entre ese revuelo de color y olores… mandarinas, ciruelas, culantro o melocotón, acedías y pijotas, chorizos, queso, jamón, churros de rueda o bollitas… perfumes que sólo en nuestro recuerdo quedan.
Aún hoy, son muchos los valverdeños y valverdeñas que encuentran en esa forma tan tradicional de ganarse la vida una salida a la fatídica crisis que nos está tocando vivir. Sueñan con su puestecito, ganándose el jornal diario con su trabajo en Valverde y piden a su ayuntamiento la concesión del mismo. Lo limpian y preparan con tesón y cuando todo está listo, cuando sólo falta la inauguración, entonces llega el NO.
Y así, ¿cómo quieren librar a mi plaza del olvido, de su desaparición? Que mis hijos ni siquiera sabrán que ella ha existido y ni imaginarse podrán los ratos que se han vivido paseando por sus puestos al sol.
Churrería, pescadería y frutería, tres puestos solicitados y tres puestos denegados en un año. ¿Qué está pasando? ¿Será que no interesa que la vieja plaza vuelva a ser lo que era? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué pacto se habrá firmado con este centenario suelo? ¿Otra parte de Valverde que quieren borrar de un plomazo? Ya van demasiadas pérdidas en esta villa, no dejemos que la plaza sea la siguiente.
Mientras un puesto libre haya, éste podrá ser ocupado, o al menos así lo dicen los estatutos del mercado.
¡Que vuelvan los viejos tiempos para mi viejo mercado!..., mirando el futuro de mi plaza, yo brindo por el pasado.
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